Realidad de la realidad, editorial Librería Popular, 2007, Albacete.
Incluyo el poemario íntegro.
Para la presente edición,
por respeto a quien colaboró conmigo, he dejado el poemario tal y como se
engendró en su día, a excepción de de un poema que he quitado y que he
sustituido por otro, de una dedicatoria que he añadido y del verso libre que he
retocado. Mi consejo es que el lector obvie el prólogo, la introducción y demás
y, una vez que haya concluido la lectura, vuelva a ellos, si así lo quiere, con
el fin de que no le mermen su potencial capacidad receptiva.
Miguel
Ángel Rubio Sánchez.
A
20 de mayo de 2004 en Albacete
Vuelve todo y mana
el
para siempre ayer eternamente.
(Dionisio Ridruejo)
A mis padres y a mi hermana.
“En
comparación de la sabiduría nada
valen
las riquezas”.
(Anónimo)
“Nadie nos dijo que a
la vuelta del placer
está
el principio del dolor”
(I.Cano)
“Muchos son los caminos que recorre
un
hombre hasta que encuentra el lugar de su muerte”
(Eloy
Sánchez Rosillo: La certeza).
Índice
Ø Introducción por
Francisco Javier Llamazares
González.........................................................................4
Ø Prólogo por Basilio Pujante
Cascales.......................6
Ø Unas palabras para
la posteridad..............................8
Ø Poemario.....................................................................11
Ø
Índice de
poemas........................................................58
Introducción por Francisco Javier Llamazares González
Si
les hablo en este 2005 de un manchego de triste figura, que fantasea con
melancólicos amores y que, además, perdió el juicio en la batalla de la
literatura, todos estaremos de acuerdo en reconocer que se trata, como no podía
ser de otra manera, de nuestro poeta y amigo Miguel Ángel, que regresa una vez
más, y ya van tres, con un nuevo poemario. Realidad
de la realidad es su intento más importante por alzarse con una voz propia,
una voz personal e intimista que nos susurra al oído y que reclama para sí una
concepción del hecho poético y un estilo personales. Tanto es así, que en el
poema que abre la obra, “Te dedicarás a ser poeta...”, nos encontramos con toda
una declaración de intenciones. Es un texto con carácter de arte poética donde
el autor nos declara su concepción romántica de la figura del poeta.
Presentándonos a un ser cuasi divino que ha sido arrojado del paraíso: “Serás
un ángel fieramente humano/ y sólo lidiarás batallas perdidas/ pidiendo cuentas
a Dios...”, y ha sido arrojado del paraíso con una única función que si no es
llevada a cabo será su condena: “Escribirás para vivir/ para seguir respirando
y no ahogarte en silencios...”.
Pero la búsqueda de su propia
voz poética no termina aquí, como en todos los inicios, siempre se buscan
modelos en los que reflejarse o a los que negar; el existencialismo textual
borgesiano, la forma de entender la literatura del maestro argentino se
encuentra impregnando cada palabra de la obra. Y es que nos encontramos con una
serie de poemas metaliterarios en los que el autor se muestra como un homo
ludens que juega con la literatura, para ello entabla un diálogo con textos de
otros autores; los tonos y temas adquieren en este poemario un tratamiento
novedoso, desautomatizado, pues Miguel Ángel vierte vino viejo en odres nuevos.
De este modo, nuestro poeta se instala en una tradición configurada por él
mismo.
Como siempre, o mejor como
nunca, observamos en este libro las grandes pasiones que torturan a nuestro
solitario y triste prestidigitador, ese amor irrealizable que grita al universo
su dolorido sentir, el lento pero eficaz paso del tiempo que “A ritmo de
corazón en blanco y negro/ efectúa certeras incisiones que nos hurtan la vida”.
Estos poemas son meditaciones basadas en la experiencia personal y muestran
cómo se forman los sentimientos y pensamientos del individuo. A diferencia de Diario sin fechas, las composiciones
dejan de ser narrativas y descriptivas para dotarse de una fuerte carga lírica
en busca del significado y la comprensión profunda. Los versos de estos poemas
tienen una gran calidad musical y un poder de evocación que hace que vuelvan a
la memoria
Miguel Ángel ve los peligros
de una sociedad industrial y masificada en la que los hombres, en tanto que
individuos, están perdidos. Por esto, subyace la presencia candente de su
Lezuza natal con la que el poeta sueña en todo momento, un espacio idealizado
donde dar rienda suelta a la memoria. Es éste otro de los tópicos de la poética
de nuestro autor, la palabra como ese hábitat donde vencer al olvido, la memoria
como resistencia a la muerte. La memoria va a ser eje fundamental en toda la
obra de nuestro poeta: la palabra como
memoria. Sólo a través de la palabra se puede
rescatar y vencer al olvido. Lezuza es palabra y es mundo, pero es también
mundo rescatado a través de la memoria, a través de la imaginación de un lugar
mítico de la infancia donde poder volver. La infancia es siempre un lugar,
donde sólo se puede volver con la memoria.
Francisco J. Llamazares
Murcia, 22 de noviembre de
2005
Prólogo por Basilio Pujante Cascales
“La Literatura
es un esfuerzo por hacer real la vida"
(Fernando Pessoa)
Existen distintos tipos de
escritores: los hay que se guían por impulsos puntuales; a otros les mueven intereses
de distinto tipo en todo lo que escriben; unos pocos viven la Literatura desde
dentro, porque la respiran, la mastican, la piensan, la viven. Miguel Ángel
está dentro de este selecto grupo. No se puede entender su vida sin la Literatura ya que para
él escribir es sólo una parte de un ciclo en el que intervienen sus lecturas,
sus teorías críticas, sus reflexiones sobre su propia obra.
Por ello este "Realidad de la
realidad", en cuyo umbral te encuentras, no se puede entender como un
ejercicio aislado de poesía, sino como una parte de la vida del autor, que
entra en relación con los libros anteriores y con los que seguro vendrán.
Porque Miguel Ángel no cultiva la poesía, la vive, la camina enjuto en la
ciudad, la aprehende de cada sombra hosca de la ciudad, en cada día de campo
tranquilo.
En este libro encontramos desde un principio varios temas que van
apareciendo en los poemas. Una dualidad que se puede observar en muchas de
estas composiciones es la formada por la ciudad y el campo. El poeta vive entre
dos alejadas orillas: la urbe babilónica que para él es la bulliciosa Murcia, y
su pueblo, su Lezuza natal donde se encuentran sus raíces. La Literatura surge como
un puente entre ambos mundos irreconciliables.
Muchos lectores habrán descubierto en esta confrontación un tópico
literario que se remonta a muchos siglos atrás, y es que ésta es otra
característica de este libro, la constante referencia a modelos literarios que
se mezclan con las vivencias propias y que cristalizan en los poemas. Las citas
que encabezan muchos de ellos no carecen de importancia, ya que se convierten
en ventanas entreabiertas a los poemas.
Otro tema que encontramos en grandes
poetas y que en Miguel Ángel tiene ecos borgeanos y quevedescos es el del paso
del tiempo. La presencia de relojes aparece como sintetizador de esta
preocupación por la vida que se va escapando entre los dedos. Este tema se
convierte casi en una obsesión que surge mezclada con la muerte o con la vejez.
La muerte aparece tratada de la misma manera, como destino fatal, cuando se la
describe desde la distancia y cuando aparece singularizada en el fallecimiento
de un ser querido.
Todos estos temas aparecen junto al
del amor, protagonista en todos los escritos de Miguel Ángel, y que aquí
recurre al tópico de lo inalcanzable. La amada aparece como un ser etéreo,
lejano que desdeña al enamorado con el arma más fría y cruel: el silencio. La
indolencia en las personas es lo que más daño hace al poeta, que es un artesano
de palabras y que no soporta toparse con muros de indiferencia. Aún así la
imagen de la amada, más que ella misma, mueve al poeta a elaborar versos en los
que se sublima la
Literatura casi tanto como el amor.
Dicen que todo buen prologuista
debe olvidar sus lazos de unión con el autor del libro, pero yo no puedo dejar
de utilizar mi amistad con Miguel Ángel para animar a la lectura de esta obra,
ya que estoy convencido de que en cada verso nos asomamos a lo más profundo de
una persona que vive para escribir, y que escribe para poder seguir viviendo.
En Murcia a Julio de
2005.
De nuevo, lector, me encuentro, aquí, contigo en la
comunión de la lectura y empleo esta palabra y no otra, porque, certeramente,
mediante este libro, que ahora tienes entre las manos o sobre la mesa, puedo
comunicarme contigo. Se trata pues del único vehículo e instrumento que poseo
para dar cauce al pensamiento sentido que se engendra en mi cerebro y en mi
corazón con el único fin de que tú —y sólo tú— le des un sentido plenamente auténtico y, en
definitiva, una vida.
En
las páginas, que a continuación vas a encontrar, he recogido mi quehacer
poético surgido entre enero de 2004 y marzo de 2005. Creo necesario, respecto a
lo dicho, hacer una puntualización: prácticamente, este librito estaba escrito
antes del verano de 2004. Entre otras cosas, he de decir que lo que son los
estíos son muy improductivos, en mi
caso, en lo que respecta a la creación literaria. Me parece que tras la fecha
señalada sólo creé tres poemas más. Esto me permitió reelaborar la obra, pues
al construirla en un espacio de tiempo tan dilatado me posibilitó un
acercamiento a la misma con una perspectiva más madura forjada en el dinamismo
del devenir personal y literario. Por ello incluí los poemas escritos en 2005
con la consecuente eliminación de otros, que ocupaban el lugar en el que éstos ahora están
ubicados.
La
creación de la novela, Amor en pretérito eterno, gestó un acercamiento al fenómeno de la creación
poética desde un ángulo visionario diferente. Cuando iba ensamblando los
diferentes elementos que configuran la misma, observé que la inspiración
en la poesía es como las imágenes que se deslizan por la ventanilla de un
automóvil en un viaje, es decir, ésta, la inspiración, llega, se posa en tu alma
y el hacedor sólo tiene que dedicar una dos, tres, cuatro... horas al hecho
poemático; en cambio, en la novela, la inspiración viene y te susurra la idea
y, a partir de ese momento, el demiurgo narrativo se ve obligado a someterse a
un proceso laborioso de trabajo. Lo cierto es que, aunque el autor constructor
disfrute en la creación de ambas, siempre te agotará más formalizar una novela,
ya que el intento de enganchar al lector
en la primera línea y no soltarlo hasta la conclusión de la obra es toda una
utopía. Yo creo que las metas que me propuse
cuando comencé a cimentar los
cascotes de aquella criatura de papel las he conseguido: les he regalado la
inmortalidad a mis amigos; he dado vida a unas criaturas que reclamaban su
existencia punzando con insistencia el tacto de mi alma; además, he aprendido
muchas cosas en el manejo de vidas y materiales narrativos.
Sin
duda alguna, estoy convencido que si una persona como Francisco Javier
Llamazares, mi compañero de fatigas en mi formación educativa —al que por
exigencia del destino me veo obligado a abandonar, aunque no a olvidar— la obra
nunca hubiese visto la luz. Y es que cada una de las fibras que componen el
alma de este héroe moderno está cimentada con un sustrato de comunismo y
bondad. Para entender lo que estoy diciendo supongo que, necesariamente, hay
que vivir 5 ó 6 años fuera del hogar en el que uno se crió e ir rotando
—durante ese tiempo— junto a diferentes sujetos de faz unívoca, pero con alma
como el rostro de Jano. También quiero recordar en este punto a una serie de
personas que simplemente han estado ahí y que, de una manera u otra, han
contribuido al sentir que como pintura
que habla aquí queda latiendo: Higinio Gómez, Jose Manuel Romero, Juan Manuel
Sánchez Meroño, Ángel Piqueras Larrey... Además, especialmente, quisiera hacer mención a la figura de Basilio Pujante
Cascales por emprendedor de utópicas
empresas literarias convertidas en realidad independientemente de que yo
participara o no y de que él haya colaborado en esta obra. De la misma manera,
quisiera agradecer a Pascual Navarro, además de sus quehaceres en las
industrias literarias, el formidable comentario que me hizo sobre Diario sin
fechas.
Tampoco
quisiera dejar sin mencionar a una serie de personas que tratan de venderme u
ofrecerme como realidad un teatro de hipocresía y que yo, como espectador,
observo desde la grada, pero sabiendo que un día, que no será pronto ni tarde,
nos encontraremos en la catarsis de esa gran tragedia que tan bien están construyendo mientras que
la representan y ya no sé si de manera consciente o inconsciente. A éstos,
gracias por todo y por nada.
Miguel
Ángel Rubio Sánchez
Murcia a 7 de abril
de 2005.
I
“Naciste en un
cementerio de palabras”.
(Gerardo
Diego: Valle vallejo).
Te dedicarás a ser poeta...
Arrancarás la cáscara a los días
y estudiarás su corazón...
Descifrarás lo inefable de
la naturaleza
y lo cifrarás en palabras...
Serás un ángel fieramente
humano
y
sólo lidiarás batallas
perdidas
pidiendo cuentas a Dios...
Te alimentarás de la hiel de
tu melancolía...
Asimilarás que tu presente
ya ha pasado,
y construirás t u
f u t u r o
con
recuerdos...
A veces tendrás que
ficcionar tu memoria...
Escribirás para vivir,
para seguir respirando
y no
ahogarte en tus silencios…
Consumirás tu vida en tus
palabras:
escribirás tus
cenotafios...
Comprenderás que las
palabras están llenas de fisuras,
que no
dicen casi nada
y lo dicen todo,
que
son una copa de triste cristal,
que
alberga el significado
e impide que se derrame.
Te dedicarás a ser poeta…
II
“Pero ¿qué mal no es mortal,
si mortal el hombre es, y en
este confuso abismo
la enfermedad de sí mismo
le viene después a
matar?”
(Calderón de la Barca :
El príncipe constante)
Reloj de instinto trifásico
En la noche sombría,
un homicida invisible con sigilo metódico,
me grita
tétrico
amenazas fatalistas.
Solemne,
como el latín más áureo,
está colgado de su pellejo vanguardista;
o camuflado y arrogante
en un abanico agorero
se erige sobre la
mesa del vapuleado salón decadentista.
Su
alma mecánica se muestra en tres espadas modernistas
bañadas de renovada sangre caliente
a cada instante.
A ritmo de corazón en blanco y negro
efectúa certeras incisiones que nos hurtan la
vida.
Para
él,
será una de tantas;
Para
nosotros,
será el instante
álgido
en
el que las espadas de rostro opaco
nos atraviesen el corazón;
él no lo sabrá,
porque su corazón es
de litio.
Todos
nosotros:
¿seres
vivos?
porque, junto a él,
repasamos su demiúrgico circuito unas cuantas
veces;
él, sólo él,
¿ser inerte de vida artificial?
inventado por el hombre para poder ubicar su
destrucción;
engendrado por un hacedor inconsciente
que se esclaviza de su creaciones.
Tic,
tac/ tic, tac/ (ÞW¿)...®¥
III
“[...] Tras el alma
van
juntando las horas su hora eterna.”
(Leopoldo
Panero: La estancia vacía)
Literatura tan sólo
Todavía aquí,
Viendo,
como decía aquel poeta,
que nuestras vidas son como los ríos que van a parar a la mar,
y los rostros
pasan como el
agua,
como decía aquel otro poeta,
y es que son los días el agua misma
que corren
ansiosos
a desembocar en su origen:
la literatura.
IV
“Un cuerpo es el destino de otro cuerpo”
(Pedro salinas: Razón de amor)
ESTACIÓN
La estación duerme como muerta,
porque
la única vida que existe
es
un poeta melancólico
con mirada ósea.
El
ambiente huele
a
tabaco drogado
a
motor asfixiado
Los
letreros son rojos,
pero
descoloridos.
Hay
flores,
pero
son artificiales y están clavadas
en una
losa de alabastro.
Los
números,
como
las imágenes de un espejo,
se
mueven,
aparecen,
desaparecen,
pero
son inertes.
Dos
enamorados
irrumpen
quebrando el silencio
sus miradas
dialogan intensamente;
sus manos
recorren
el territorio
explorado
y siempre nuevo
de las caricias.
Un te quiero; un beso que
late en el aire;
una
mirada que lo captura; un te quiero.
Una
guadaña sedienta divorcia los labios
para
condenarlos a la distancia:
un
él que queda;
un
ella que marcha.
¿Y tú, poeta, qué ves?
V
A José Manuel Romero.
Nuestra
vida canta
con
olor, suavidades, la dulzura
del
existir aprisa o lentamente.
Lo
demás tiene nombre sin historia.
(J. Antonio Muñoz Rojas: Cantos a Rosa).
Gas
Durante años,
los días desfilaron
al galope
del
melódico
ritmo
del
folclore
ruso;
y mi ilusión se consumía
a paso
de marcha fúnebre,
como el iceberg que cauteloso
avanza
hacia su descomposición,
a deshacerse en su origen.
VI
A María José Nicolás.
“[...] cruzando el descampado,
y en vez de tener una vida brillante,
tener alma.”
(Luis Felipe Vivanco: El descampado).
Otro y
yo.
Míralo...
con el rostro plomizo,
como su alma:
con el último
sorbo de leche pegado a los labios;
sin afeitar varios
días;
con la ropa de
ayer;
embriagado de su
melancolía.
Sus ojos,
acechando,
anestesiados,
el enigma de su
existencia,
relatan
gotas de ausencia;
su quehacer mental
no quiere asimilar un pensamiento:
un presente que es su recuerdo.
¿Por qué habla sobre sí mismo?
Tal vez,
en su soledad,
con el primero que se encuentra
y se duela
sea con él mismo.
Ése soy yo,
un día como tantos otros,
camino de la
Facultad.
VII
“[...]Tú
que ahora,
como
el sol cada día tras los montes
te
apagas con mi luz hacia la sombra
del
olvido, y encuentras mis palabras
en
el eco, mis labios en tu boca,
¡y
en la tiniebla de la noche, en sueños,
me
entregas otra vez la mano atónita.”
(Leopoldo Panero: Escrito a cada instante)
Poesía y una mujer.
La poesía,
antes de ser poesía,
se posó en mi rostro
con
sus páginas en blanco,
con
sus claveles tenues
y
con lo que es mi delirante locura:
sus
labios.
Esto es amor,
haberte visto hoy,
y recordarlo
eternamente.
VIII
A Basilio Pujante Cascales
“La muerte no viene más que una vez en
la vida, pero se deja sentir en todos los
momentos de la vida”.
(J. De la Bruyeré ).
Parásito
Vi un rostro a lo lejos...
Saliste
de la realidad y de la nada;
te
aposentaste como un parásito:
no
dijiste quién eras,
ni
cómo te llamabas,
ni
cuáles eran tus fines.
El rostro se acercaba, pero no lo reconocía
Utilizaste
mecánica ilógica,
ingeniería vanguardista:
te
convertiste en objeto de culto,
depredador de células.
Empezaste no sé dónde
y acabaste
minando
hasta el aliento.
No comprendo tus fines.
—No
los puedo comprender—
¿Autodestruirte, sembrar la
ausencia, plantar el sufrimiento ajeno,
hacer alarde de hacedor de
tecnicismo,
degradar todavía más al ser
humano:
convertirlo en su propio
objeto de experimentación, reclamar tu presencia
con
agudos dolores mitológicos,...?
¿Eres la muerte o eres Cancerbero?
Eres
ambos,
pero muerte morirás,
porque al atravesarte seremos eternos;
tú,
aunque eres inmortal,
sólo vives mientras duras.
IX
A Francisco Javier
llamazares
“La nieve borra los
caminos; ella
nos
llevará hacia ti que nunca duermes”
(Luis
Rosales: Retablo sacro).
Nieve existencial
La nieve,
la blanca nieve,
la de ojos nihilistas,
en un día de luz extirpada,
cae indecisa para arropar el
enlutado alquitrán,
Las calles,
las de alma vacua,
se han convertido en una hoja en blanco.
Los humanos,
indiferentes con su porvenir,
trazan una vida mientras que clavan cada pisada.
Las sucesivas generaciones
andan los pasos de antaño,
pero ellos no lo saben.
Un día, sin más,
la nieve cesa y el sol,
en color cobre,
empieza
a descomponerla
con tristeza.
¿Cuánto duró la nevada?
¿Cuánto duraron las pisadas?
¿Hasta cuándo durará el
olvido?
X
“Porque siempre detrás de tu
mirada
reina
la sombra, y misteriosa impera
tu
altiva convicción de ser amada.
¿Cómo soñar
tu gracia verdadera
si
estás en mi ilusión acompañada
por una oscuridad que
no quisiera?””
(Luis Felipe Vivanco: Cantos de
primavera)
Hoy lo he comprendido:
el enigma
de sus
ojos
es el mismo que el de sus palabras:
sugieren antes que expresan,
pero
nunca se pueden comprender.
XI
A Higinio Gómez
“El cielo y el infierno son lugares adecuados a
quienes los habitan.” (Swedenborg)
Contemplando el
infierno
Zumbidos
de martillo neumático
carentes de originalidad
artística;
el género degradado
haciendo alarde de la no
comunicación
por un orgullo vanidoso
empapado de incoherencias;
la locura y el seguimiento,
la obediencia y la ilogicidad a los mitos
desmitificados
—con poder de dioses—;
espectros lumínicos crepuscularmente vivos;
cannabis rumiando;
mimesis ateleológicas;
instintos explotando,
genios
loquescos
con la lengua abrasada
y las manos cortadas;...
Allí estaba yo bebiendo la soledad a sorbos,
XII
A Mario Carrero.
“Entre
dos amigos, sólo uno de
ellos
es amigo del otro.”
(Anónimo).
Bifurcación.
De dos semillas diferentes,
condenadas a morir,
nos transformamos en una sola planta:
nuestros destinos se unieron en torno a
aquella vid:
nos dedicamos a andar los pasos de otros:
conchabarnos en proyectos y deshoras;
tú triunfabas
y yo admiraba tus victorias
—caminábamos y jugábamos sobre los abundantes
trigos verdes—
tú, don Juan;
yo, espectador;
yo, poeta;
tú, vividor.
Pero ¡Ay, rama que te desvaneces entre
sombras!,
rama que
te enredaste en otra rama,
como un pueblo cuando nace
y sus calles cuando se desperdiga,
como una llama
y sus
múltiples lenguas,
como un grano
y la
harina,
como un átomo
y sus
partículas.
Y te veo,
pero casi no te conozco...:
eres el mismo
y eres otro.
caramelos de hiel, bocanadas de hielo,
nuestra mirada que se extirpa en el soplo
de una
fuente de humo misterioso.
Las palabras están agujereadas,
sus andamiajes se oxidan,
nuestra agua no llega.
¿Y nuestra comunicación?
Un compromiso ataviado de compases de espera.
¿Y qué eres ahora?
Don Juan de varias damas
olvidando
guiones, decoros y otros
personajes;
monumento venerado,
dios griego,
razón de instintos,
...
Las hojas de mi corona se empiezan a
secar ¿Y las tuyas?
XIII
“Esto fue todo. No me
quejo.
Sé
que he vivido intensamente.
(Demasiado
intensamente.) Enfrente
está
el futuro: es todo lo que os dejo.”
(Blas
de Otero: Penúltima palabra).
Momento.
Recuerdos de miradas
estrábicas,
trincheras de literatura,
temores que se aposentan en mis sensaciones,
bombardeo de pensamientos tradicionales,
espectador encarcelado de comedias políticas,
automóviles circulando por vías de tren,
dictadores absolutistas con esnobismos
me cercenan
lo que quiero y admiro,
metamorfosis a esencia trivial,
degradación,
amistades diluyéndose en el silencio,
pájaros sin alas,
individuos con mando a distancia del mundo,
esponjas mojadas...
Y
sables que escriben con sangre
en la nieve
palabras inmortales, mientras duren.
XIV
“Porque te quiero tanto,
de
tal modo
que me sangran los
ojos al mirarte como si todo
lo que nos une fuese una despedida.
(Luis Rosales: Diario de una resurrección).
La razón roba el entendimiento al
corazón.
Las distancias,
condensándose,
todavía son lejanas;
los astros ya no tiritan a lo lejos:
en el que trato de ver
mi imagen
y aparece
tu rostro
en agua y sobre escarcha.
Tus ojos
enigmáticos e inefables:
aporía vital de mi ser.
Tu rizos,
llenos de lirismo,
vestidos como los trigos estivales,
danzan acompasados con tus pasos:
mi zozobra y mi azogue.
Tu tez
marmórea,
puritana,
de santa mujer:
mi religión.
Tu voz
alimento de dioses,
armonía melódica,
dulzura eclipsada:
mi partitura favorita.
Tus pasos
elegantes,
perfectos:
mi pensamiento.
Ahora puedo decir que hasta que no te vi,
no había visto la hermosura.
XV
“Por el amor supimos
de la muerte;
por el amor supimos
que
se muere: sabemos que se vive
cuando llega el morirnos.”
Miguel
de Unamuno: Teresa.
Leyenda delirante...
En un pueblo,
parturiento de memorias y aniquilado de
ahoras;
sueña
un caserón con las paredes arropadas de
libros;
con el alma olor ambigüedad.
el piano,
con
rostro tenebrista,
gravita
dormido en el centro de la habitación.
Una
capa de polvo abriga su luto permanente
y
sus encajes de latón erosionado;
por
sus voluminosos cimientos
la
carcoma,
con rostro
esponjoso,
edifica su vida
en su muerte.
En las noches en las que su melodía contamina la noche,
—¡¡en
las que sólo hay vivo silencio!!—
del navegar de remos
de Aqueronte,
que se pasea buscando monedas en los ojos,
Amor,
dios alado y de piedra,
mientras el viento gris pugna para entrar por
las ventanas,
Amor
desliza su aliento sobre las
múltiples auroras y crepúsculos;
sus entrañas acartonadas de alambres oxidados
musitan
un dardo
hecho canción.
Amor
quiere que hagas partituras,
pero yo sé que te dedicarás a vivir,
para poder recordar.
Tal vez,
un día difunto futuro,
cuando
no ame,
cuando
no viva,
te escribiré un poema.
XVI
A
Nuria García de Haro, que me demostró que lo
poético todavía puede existir fuera de la
poesía.
“La
muerte es eso que el amor enfría”
(Eladio
Cabañero: Precio feliz)
¿Recuerdo de adolescencia?
Un espejo metálico amenaza a una rama de
hojas verdes...
Elegimos,
nosotros,
el día menos elegido...
¡Que las clepsidras se
congelen;
que las agujas se fundan;
que la arena se haga barro;
que las pantallas se vuelvan
miopes!
Toda la noche con los
amigos,
entre ellos tú y yo,
anhelando que sea la noche
la que nos dé su luz;
que cada noche sea diferente
a la anterior
y nos embriaguemos de
comunicación.
Un chasquido: desfile de guillotina...
Que
mi única preocupación sea despertar
y
volver a dormir;
que
mi único problema sea mimarte
y
pensar en ti,
que
las respuestas
se
vuelvan pregunta,
que el único mapa que
recorra sea el de tus palabras
y el
de tu cuerpo...
Perdernos
sobre la noche,
que
nuestras únicas vestimentas
sean
el cuerpo del uno en el otro,
que
el único eslabón que exista sea un abrazo,
que
nuestros labios sean un único clavel
intérprete de nuestras almas,
que nosotros: uno,
seamos
hierba que nace entre la hierba...
que
sea la aurora con sus dedos de rosa la que nos despierte
y no las gotas de agua
que sonaban como un
instrumento de percusión en el cristal.
La rama, cercenada,
separada de lo que fue,
cae al
suelo:
epidemia en nervios, veneno en tendones,...
Ahora
soy el que recuerda
y
escribe.
No,
ni siquiera eso:
el que escribe
porque
inventa un recuerdo.
Las verdes hojas comienzan a secarse,
a volver a lo que un día fueron:
Tierra y Literatura.
XVII
A María Moreno
Molina.
“El
roto corazón se encarcela en las rejas:
sobre
la noche el pánico acobardaba el sentido”
(Maria
Victoria Atiencia: María & María).
Crisis
¿Sabes lo que es vivir en un sueño
y despertar en un nicho?
¿Puedes imaginar lo que significa dedicar
toda una vida
al
cuidado de una planta:
crecía...,
fue plenamente verde...
y
empezaba a florecer...?
¿Y si te la encuentras envenenada?
¿Puedes imaginar una cruel metamorfosis:
de ser uno
pasar a ser un puñado de vidrios rotos,
tal
vez, tu alma?
¿Y que
la única subordinación sea sintaxis cero?
¿Hallar la significación de que los libros,
los que un día tuvieron vida propia,
se conviertan en guardapolvo
que se niegan a existir en ti
y contigo.
Sólo
son fantasmas que te golpean el alma?
¿Aprehender por qué
los
amigos
se convierten en retratos de escarcha?
¿Saborear que todas las flores que conociste
están truncadas o agonizan en cementerios?
¿Escuchar un incomprensible:
que los cimientos de tu templo se conviertan
en álgido cieno?
¿Oír cómo
el agua borra el rostro a los objetos
y los convierte en insignificantes?
No imagines,
porque yo conozco quien vivió todo esto
y cómo de un puñado de cenizas
rehizo una vida.
XVIII
“Siempre resulta
amarga y prematura
la muerte de
aquellos que proyectan
algo inmortal”.
(Plinio)
A Mecano, porque me
ayudaron en los momentos de soledad, tristeza y
creación,
que suelen coincidir.
MECANO
Una año más,
pasan los sietes de
septiembre,
pero la pirotecnia no borra recuerdos del
ayer...
Siendo
un niño,
había una melodía que me dictaba el futuro
y me cosquilleaba
con
dedos de algodón el alma.
—Hijo de la Luna —
Yo no lo supe hasta tiempo después.
Los genios que un día cantaron al genio
no
recuerdan que dijeron
que los genios no deben
morir...
que estamos faltos de
genios...
Un
joven,
señalado
por el destino para ser héroe moderno,
se
afanaba en buscar una identidad
que él
no sabía que se había disuelto,
pero
logró recomponer la memoria de tres incoherencias.
No es serio este cementerio,
porque
los que están vivos
actúan como muertos...
Fueron
las tardes de un sombrío bachillerato;
la
vida en los libros; la vacuidad de recuerdos;
la
falta de un astro al que poetizar;
los
pasos borrados por el viento y absorbidos por la tierra;
la
odisea en una imaginación
al son
de una ¿flemática-enigmática? voz
y unos acordes adictivos.
Entre el cielo y el suelo hay algo que se niega a existir....
Recorrí
un camino que desembocó en un mar
deforme
—por
mí—
de
ocasos y podredumbre.
¿Un
puente?
y
encontré el camino de la infinita eternidad.
Todavía hay cerilla
y se empeñan en mostrarnos que es el dedo lo
que arde...
Cuando
comienzo mi diálogo con los muertos
necesito que me alumbre esta música:
porque los ojos escriben silenciosas palabras con
lágrimas,
porque algo vivo bulle en mi pecho,
porque
la boca se me amarga de infinidad de cosas
[que no se
pueden expresar,
porque
mi alma se viste de rocas que se descomponen...
Creía que el disco se llamaba descanso
dominical,
pero no descanso eternal...
Mi
ilusión se derrama
como
un puñado de mercenario aliento
por las comisuras de unos labios
atropellados.
Nunca
los he visto actuar;
¿tal
vez?, ya no los vea nunca.
Y, ahora,
somos millones de personas los que nos
sentimos deshonrados
y no
vamos cuchillo en mano
Al
soplo de su inspiración
alumbré
mis sinrazones
mis
paradojas,
mis
poemas,
que como yo y todo lo que existe
mientras no existe,
es literatura.
Y sólo me queda oír Hijo de
la luna
esperando a ver si ya viene el sol:
emborrachándome de mi
escarnio
sabiendo
que si el pensamiento está nadando
en
hiel,
la música no sabe bien
Hoy soy yo el que no me puedo levantar,
porque hay tres personas
que estando en la realidad
quieren hacerme creer que ya
son literatura
XIX
“más cerca del suelo
que del cielo”
Basilio
Pujante Cascales
Felino
Un pajarillo,
prendido por la inocencia,
se posa indiferente en una rama.
Ella vestida de luto, arena
estival y porvenir,
lo ha visto
y su
cuerpo se adosa al suelo
en un ejercicio de
paciencia.
Su movimiento
es
imperceptible.
Él canta la única partitura que sabe,
la que lleva grabada en su instinto.
Sus
ademanes son claros amagos.
No
piensa en nada, salvo en su presa.
Saltar,
apresar es todo uno.
Lo
tira al suelo,
lo zalea,
le deja agonizar,
lo tira hacia arriba,
casi lo asfixia,
instantes de
libertad,
lo golpea,
...
parece que el juego ha acabado,
pero empieza de nuevo
hasta que los dientes surcan
su cuello,
lo aprietan
y en un
par
de
zaleos
el cuerpo del animal empieza
a enfriarse.
¿No es eso mismo lo que la vida hace con
nosotros?
XX
To be or not to be.
Las mismas calles que engendran el bullicio
son las que ahora musitan
musical silencio,
ambigüedad
y canciones de cuna.
El mismo que
ahora escribe,
no es
el mismo que ahora lee.
Los mismos motores que escupen asfixiados la
contaminación
son los mismos que ahora
duermen
imitando
la fotosíntesis.
Un hospital
contempla un nacimiento
y
también es él mismo
que contempla
una muerte.
Aquel árbol
donde vivía aquella ardilla
es hoy la mesa de tu comedor;
mañana,
tal
vez, sea basura
y, con suerte,
pasado
un puñado de cenizas
y lo
que siempre fue.
Un quinqué
alumbra una taberna
valleinclanesca
y ahora es el mismo
que ciega a un vidente.
Aquel hombre que ayer me saludaba
es él mismo que hoy
muerto
vive en un cementerio.
Aquellos caseríos que andan esparcidos por mi
villa
y que
un día albergaron vida,
son los mismos que
hoy
están vestidos de ruinas y claman ser recordados.
Si lo que existe es realidad y lo que no
existe es literatura,
¿Qué es Dios?
¿To be or not to be?
XXI
“Sabemos que morir no
es estar muertos”
(Luis
Felipe Vivanco: Lugares vividos).
Patria
Mi patria...
donde los presentes
distantes
enarbolan la bandera en su corazón,
mientras los mordiscos de arena
la
despedazan en el mástil...
donde deshojé las primeras
margaritas...
donde a los vanguardistas
se
le acusa de dormir
sobre
almohadas construidas
con
oxidados sables de doble filo...
donde las repetidas vidas de
los elegidos
por
dios
sólo tuvieron mirada
reflexiva...
donde
las mejorías del blues del esclavo
no
llegan,
porque hay quien se empeña en que las relaciones
sólo
sean
más /
menos...
donde el único futuro
son las ruinas
del ayer
Mi patria es un recuerdo
en ceniza
que el viento borra.
XXII
“Beuty is
truth, truth beuty that is all
ye know on earth, and all ye need to
know”
(John Keats: Ode
on a grecian urn).
Esperanza, que vienes y vas.
Aquella habitación,
poblada de
recuerdos apagados,
de
incomprensibles afirmativos,
de
aparatos condenados al olvido,
de vientos atropellados
...
Apareciste tú:
también compartías
aquella prisión de papeles, legajos y ruinas.
Recuerdo tus ojos
barrocos;
tus pasos sembrando el
misterio en mi alma;
tu sonrisa,
capaz de resucitar alegría en las pérdidas;
tu pelo, lacio, sendero de
gloria estival
¿quién pudiera guarnecerse
de la soledad con él?
Tu piel, vestida color
tierra que sueña con el agua,
era el imposible en el que
las palabras
y el viento soñaban deslizarse.
Venías: y los silencios callaban
mientras te contemplaban,
porque no entendían
la eternidad en una mortal.
Te ibas...: entre
la presencia asfixiante y narcótica
del gas
se desvanecía
la dádiva
moribunda
y deiforme
de
tu perfume,...
Aquel cigarro
—el que maltratabas—
el que fumabas con
desesperación,
te ocultaba
tras la nube de mi imaginación.
Llegaban las
noches y no estabas,
porque la niebla de la
distancia te separaba
de mi,
pero no de mi pensamiento
eterno.
De ser la realidad
que te llevabas mis absurdos,
te has convertido en la realidad que serás
siempre:
un poema.
Tú, hoja verde,
vida plena,
un día, serás lo que fuiste:
eterna literatura.
Sueña mientras puedas,
pues
ni la mente más sagaz,
ni el
hombre más tierno,
ni el más solitario de los poetas
podrán retratarte con las caricias que
mereces.
De vez en cuando,
te veo,
y lo único que sé
es que
vienes y vas,
no porque seas
fortuna, gloria o fama,
sino porque sufres la condena sin tiempo del ser humano.
XXIII
In memorian Casiano Rubio
“Aquí está el cuerpo,
el alma allá en el cielo,
que
no la mereció gozar el suelo.”
(Jorge
Montemayor: La diana).
Requiem.
(Ayer) llegaste al gran teatro de la incierta vida,
en los albores de una España convulsa;
encarnabas todos los requisitos para desempeñar
el papel de pobre y trabajador.
Luchaste para construir un futuro de cristal.
“Ego
tibi absolvo” debió decir el sacerdote,
a
la vez que las gotas de agua dilaceraban
la
madera fúnebre y corrían ansiosas
a su descomposición.
La tierra,
madre de todas las cosas
—como la literatura—
con desasosiego te enseñó en tu existencia,
que una cosa es la realidad y otra el deseo
y que entre ambas naufraga una palabra que se llama felicidad.
Te afanabas en derrotar tu destino en una baldía tierra
abrasada por la sequía
El
sepulturero,
mientras aprendía filosofía,
como en los versos de
Bécquer,
venía
silbando una melodía anacrónica para el evento.
En las pulcras madrugadas de
aquella villa,
en la que los astros todavía se ven limpios;
marchabas a buscar el tenue sustento:
desbrozabas el
bajo monte; lo quemabas;
cuando estaba
apunto de exhalar, lo apagabas
para conservar el
último destello de vida
y
poder resucitarlo,
para
calentar los tristes inviernos.
¿Te das cuenta que
el destino de aquellos árboles
eran como el de nuestro peregrinar?
De vida a ceniza
Cuando
el ataúd golpeó el vacuo suelo,
fui plenamente consciente
de que una parte de mí
también había muerto.
Todavía no sé por qué
Mientras tú ponías todas tus ilusiones en arar la negruzca tierra,
alguien pensaba en cómo jugar y medrar con tus anheladas utopías
El
sepulturero,
con unos apagados bardos
encarcelaba en la potencial podredumbre
lo
que quedaba de tu existencia.
Viviendo todo falta;
muriendo todo sobra.
La historia, aquella que tan bien te sabías,
es de la que ahora formas parte.
Allí, en
la literatura,
todas las vidas son posibles
y podrás ser el soldado taciturno
que siempre soñaste cuando jugabas a ser el otro.
(Hoy)
Así volviste a ser lo que fuiste,
pero también algo más,
Memoria.
Mientras que los tuyos sigan vivos,
Tú también seguirás vivo
en el recuerdo
del latir y del pensar...
Esto no está escrito con una
pluma,
está escrito,
con resignado llanto,
desde
el recuerdo y el sentir
como homenaje a quien ya es la literatura.
Me
recuerdan en estos días postreros
que tenías tales defectos,
como
si ellos no hubiesen sido nunca
humanos.
Todo porque eras un poco
bohemio,
pero ellos no saben que
Rubén Darío
también lo era,
porque no podía soportar la
realidad
y poetizó un mundo de hadas,
cisnes,
[princesas...
para evadirse de su cruel
condena:
su vida.
¿Has visto la distancia que media entre ayer y hoy?
Unas líneas: la llaman vida;
el
resto es literatura y es eterna,
porque
empieza en el infinito
y termina
más allá del
infinito.
XXIV
“Una sola señal de tu
paso por la vida.”
Alfonso
Costafreda: Compañera de hoy).
Nihilismo.
Si ser poeta y nada es lo mismo,
todos seríamos poetas,
porque todos somos
un puñado
de nada.
XXV
El tiempo es un espejo con
distintas imágenes
que brillan en el fondo como
una procesión de fuegos fatuos.
(Luis Rosales: Diario de una resurrección).
Poética diacrónica
(ab aeterno).
Diario sin fechas
fue un espejo en el presente
desde el que miraba la elegía;
muchas veces,
a falta de presente,
la elegía era el presente mismo.
Mientras que vivía, vivía;
luego,
desde el recuerdo de lo vivido.
me cercioraba de que me encontraba enteramente vivo.
Realidad de la realidad:
la vida es un paréntesis en la literatura;
la muerte ya no es el principio del fin.
La muerte es el principio de la eternidad,
LITERATURA
lugar donde están escritas todas las vidas.
Crear literatura
es crear potencial realidad
y pasear por la eternidad.
Todos son diferentes
y todos son yo.
XXVI
A Natalio Avendaño
“Miré
los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes,
ya desmoronados
de la carrera de la
edad cansados
por quien caduca ya
su valentía”
(Francisco de
Quevedo).
Miré los muros de la patria mía...
¿Tu realidad?
más sombra que realidad:
mueren
tus casas soñolientas
difuminadas por unos farolillos que tiritan atrofiados;
tus calles habitadas por la amargura;
tus esquinas rezando
silencios que me hablan a gritos;
tus tejados hendidos de
melancolía;
tus fachadas —algunas tierra en la tierra—
se despojan de la vida y muestran una tramoya sepulturera;
tus chimeneas, alma
descarnada,
tosen nada mientras se despedazan;
tus hieráticos palacios de aburrimiento y ajetreo
entre
ruinas
que
vuelven a ser lo que son;
tus ¿...?.
Todo habla
de un ayer
que no volverá
y de un mañana que no será.
La muerte sigilosa,
con
ropas medievales,
con su puñal de
plata y ceniza
en el que todavía rezuma el olor a sangre caliente,
camina inquieta
trazando
sendas que llevan a un camino
de olor a flores
y recuerdos.
Aunque el río
incertidumbre del hoy,
se detenga a lamer con temor el verdor de los
juncos,
a
jugar con el rostro de la piedras.
Aunque vieras mis amores de vida barroca y de muerte trémula,
veo que cuando más,
somos menos.
Ojalá sea la de un ayer que siempre sea
todavía
XXVII
“el amor no está
en poder de los hombres,
sino
los hombres en poder del amor”
(D. Juan Manuel: El conde Lucanor)
Los otros y yo
Cuando emprendo el camino sobre aquellas hojas verdes,
ahora descompuestas y descuartizadas,
me doy cuenta de que tal vez fuera poético
con mi entorno,
pero exacto conmigo mismo:
vivir con una máscara entre máscaras
(ser uno y otros)
yo tan sólo soy yo.
Literatura.
XXVIII
Una vez escuché una historia eterna
de locos y hadas.
¿No es esto la poesía?
XXIX
La vida de los
muertos perdura
en la memoria de los
vivos.
(Cicerón: Filipicas IX)
La pluma y el mar
La vida,
mientras que se vive,
no es más que una
pluma de hielo
que dibuja trazos
inquietos
sobre un mar confuso
y cambiante.
La muerte,
dios de la igualdad,
no es más que la fusión de la pluma en el mar.
Pero mientras que alguien se afane
en reconstruir y surcar de lo que fue un no es,
se estará vivo.
Cuando la memoria no recuerde,
cuando el recuerdo de la memoria no exista,
cuando nuestros pasos sean segmentos de nada,
un día un todo,
sí que
estaremos muertos...
muy muertos, definitivamente muertos.
XXX
“Uno vive robando. Robando aire para
respirar”
J.L.Borges
Las
calles
de tierra desmayada
albergan inquietas
los recuerdos de amor al odio y
muertes vivas.
Las
gentes
caladas por la necesidad
sólo
sabían de rosas de hambre,
nenúfares
de necesidad
y
gladiolos de desigualdad.
Los niños asimilaron,
en la escuela de la vida,
que la mayoría de edad para cultivar la
madre tierra
son
ocho años.
Pero
como una chispa en un mar de oscuridad,
Alguien
iluminó que las almas se pueden expresar:
lidió batallas
contra profecías
porque lo mantenía vivo una batería anémica.
las calles olieron la ilusión y
se vistieron de expresión humana..
Un
dios griego escupió
fatalismo
en el anfiteatro
de aquel acontecer:
como los hijos de la ira, la unión quedó
desperdigada.
Aquel
corazón de latidos inconstantes
esparció semillas de
resurrección:
las almas
prolongadas volvieron a sonar
eran los niños del ayer en los niños del
hoy;
las gentes dijeron que sí:
las
calles recordaron la vida.
Ya los
veo:
pero
no son más que dados rodando con
rostro de interrogación
—la incertidumbre ya no
les permite rodar sobre la ilusión—
la presión invisible de un
infierno de metal que
los detiene
para
desvanecerlos.
Otro dado ocupa su lugar...
son
menos los dados que ruedan al son de tu imán de religiosa esclavitud.
Índice de
poemas
I-. Te dedicarás a ser poeta................................................................11
II-. Reloj de instinto trifásico............................................................12
III-.Literatura tan sólo.......................................................................14
IV-. Estación.....................................................................................15
V-. Gas..............................................................................................17
VI-. Otro y yo....................................................................................18
VII-. Poesía y una mujer...................................................................19
VIII-. Parásito....................................................................................20
IX-. Nieve existencial.......................................................................22
X-“Hoy lo he
comprendido:”............................................................23
XI-. Contemplando el infierno..........................................................24
XII-.Bifurcación................................................................................25
XIII-. Momento.................................................................................27
XIV-. La razón roba el entendimiento al corazón.............................28
XV-. Leyenda delirante.....................................................................30
XVI-. ¿Recuerdo de adolescencia?...................................................32
XVII-. Crisis......................................................................................34
XVIII-. MECANO............................................................................36
XIX-. Felino......................................................................................39
XX-. To be or not to be.....................................................................40
XXI-. Patria......................................................................................42
XXII-. Esperanza,
que vienes y vas.................................................44
XXIII-. Réquiem...............................................................................46
XXIV-. Nihilismo.............................................................................49
XXV-. Poética diacrónica (ab aeterno).............................................50
XXVI-. Miré los muros de la patria mía...........................................51
XXVII-. Los otros y yo.....................................................................53
XXVIII-. “Una vez escuché una historia eterna”..............................54
XXIX-. La pluma y el mar................................................................55
XXX-. “Las
calles”...........................................................................56